Época: Vida cotidiana
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1660

Antecedente:
Vida cotidiana en la España del Siglo de Oro



Comentario

Una de las constantes de la mentalidad española a lo largo del Siglo de Oro será la religiosidad, reforzada especialmente a raíz del Concilio de Trento y la Contrarreforma. El pecado y la penitencia sería el programa de la vida española. Tras el sexo llegaba la inmediata solicitud de perdón o incluso tras el asesinato.
Los clérigos se preocuparían especialmente en dotar a las clases populares de la suficiente mercancía religiosa con la que cambiar sus hábitos de conducta. Y es que las blasfemias eran frecuentes entre esas clases populares, poniendo en evidencia cierto desprecio hacia la misa o el rosario al tiempo que se manifestaba cierto escepticismo hacia algunos misterios como el Purgatorio, la Trinidad o la virginidad de María.

En el Siglo de Oro se produjo toda una campaña para ofrecer elementos religiosos a las masas populares. Se publicarían numerosas vidas de santos -"Vida de San Jerónimo" de J. Sigüenza o "Vida de Santo Tomás de Villanueva" de Quevedo-, se beatificaron a 23 personas en el siglo XVI mientras que 20 serán canonizadas y se promocionó la milagrería. Catástrofes naturales y hechos curiosos y extraños serán utilizados con fines apologéticos, como el misterioso tañido de la campana de Velilla que tras considerarse signo de mal agüero se convertirá en milagro desde 1652. Pero el fenómeno religioso que más destacó en el siglo de Oro será la devoción a la Inmaculada Concepción. Buena prueba de ello serán la cantidad de pinturas que se realizaron en su honor, trabajando en este tema todos los maestros, desde Velázquez a Zurbarán pasando por Murillo o Valdés Leal. El 19 de noviembre de 1621 los procuradores a Cortés de Castilla juraron a la Santísima Trinidad y a la Beatísima Virgen Madre de Dios, juramento que se repetirá en las principales ciudades del reino. Surgieron infinidad de cofradías que se marcaron como objetivo difundir el culto de la Inmaculada y la celebración de ese misterio. El 24 de mayo de 1622 el papa Gregorio XV permitía a la Inquisición perseguir a todos aquellos que "negaren que Nuestra Señora fue concebida sin pecado original".